El agotamiento sigue aquejando a millones de personas en el mundo producto de la pandemia. Aunque es cierto que reportes mundiales indican que tanto la necesidad de cubrebocas como los ingresos hospitalarios han disminuido, el agotamiento sigue presente. Esto ilustra que el coste mental por la crisis sanitaria del COVID-19 aún representa una crisis de salud pública.
Según un estudio reciente publicado en la revista Journal of General Internal Medicine personas de todos los grupos de edad y profesiones han sido afectados en su salud mental durante los últimos dos años. Y en el caso de las personas con problemas emocionales o físicos preexistentes se encontraron especialmente vulnerables al estrés del aislamiento físico.
Semejante a una zona de combate
El citado artículo explicó que el daño moral experimentado por los trabajadores sanitarios de primera línea es semejante al experimentado por los soldados que sirven en zonas de combate, sin embargo, no son los únicos afectados.
La enfermera certificada en salud mental y psiquiátrica Tamar Rodney explicó que los efectos negativos a nivel mental no son exclusivos a las personas directamente afectadas por el COVID-19. La especialista afirmó que términos como agotamiento y trauma son extensivos a otras personas además de las que estuvieron en la primera línea de batalla.
Rodney quien también es profesora asistente de la escuela de enfermería Jonns Hopkins cree que realmente es un trauma y agotamiento porque sin lugar a duda esta pandemia ha sido algo traumático.
Justifica eso en el hecho de que la palabra agotamiento sólo se refiere a ir más allá de lo que nuestros cuerpos pueden soportar emocional y físicamente durante un periodo de tiempo prolongado, mientras que el trauma hace alusión a una herida duradera.
Señales de agotamiento pandémico
Entre los síntomas más frecuentes del agotamiento pandémico están:
- Problemas para dormir: aunque es cierto que un déficit de sueño podría enmascararse con la cafeína, no por eso deja de ser un signo de agotamiento. Indicativo de esto podría ser si nos cuesta más de lo normal despertarnos para ir al trabajo la escuela.
- Fatiga: Rodney explicó que si constantemente nos preguntamos “cuanto tiempo más podemos hacer las cosas que nos exigen” es una señal de que estamos experimentando agotamiento.
- Beber más de lo habitual o consumir drogas: el alcohol y las drogas pueden utilizarse para ocultar algunos síntomas de agotamiento subyacentes. En el caso de que algún paciente utilice estas sustancias para encubrir su angustia podría ser una señal de alarma.
- Irritabilidad: si experimentamos una pérdida de control eso podría llevarnos a sentir frustración. Por lo que la enfermera recomienda estar consciente de esto a fin de saber interactuar con los demás.
- Pérdida de la alegría: las retenciones a las reuniones han impedido que muchos puedan socializar como acostumbraban lo que ha llevado a que se pierdan aquellas cosas que antes le daban alegría. Por lo que recomienda evitar autoaislarse innecesariamente.
Rodney aconseja pedir ayuda “sea lo que sea” que esté ocurriendo en tu vida, si esto te impide hacer tus actividades cotidianas normales es una señal de alarma. Y recuerda que no necesariamente habrá que tomar medicamentos, pero sí buscar la orientación de un profesional que nos ayude a procesar esas emociones.
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